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A business achieve its best when everyone’s energy point in the same direction.

25 de mayo de 2020

¿Son los eventos corporativos algo frívolo y prescindible?

Reunirse, compartir y celebrar es una parte integral de hacer negocios y de impulsar la cultura de una empresa. No tiene nada de frívolo.

Sabemos que en B2B estamos en el negocio de las personas. Líderes, managers, empleados, clientes, inversores… Personas liderando o ayudando a otras personas. Es el momento de poner el foco en el lado humano de las empresas.

Bajo esta premisa, una empresa que no se reúne para debatir su estrategia, celebrar sus éxitos o compartir experiencias, es una empresa gris y estéril, con la que difícilmente se puede llegar a tener una buena conexión.

Un buen evento eleva el nivel de entusiasmo, compromiso y camaradería entre los empleados. Un gran evento impulsa el nivel de confianza, seguridad y predisposición entre los clientes. Cuando el evento es auténtico, se genera un espíritu de unidad que revitaliza la organización y juega un papel fundamental en la consolidación de una cultura sana y comprometida, y en el éxito final de la empresa.

Cuando llegan los momentos difíciles tendemos a recortar todo gasto superfluo, pero no deberíamos considerar así a los eventos corporativos. Porque es entonces cuando es más necesario reunirse, mirarse a los ojos, compartir inquietudes e ilusiones, trazar planes, explorar estrategias y reafirmar unos mismos valores, con la esperanza de que llegarán tiempos mejores.

Las empresas son comunidades y sus eventos y celebraciones son las ceremonias tribales que refuerzan ese sentimiento de pertenencia. Porque todos esperamos algo más de nuestro trabajo, un propósito noble que nos guíe y que nos haga sentirnos orgullosos.

¿Quién quiere trabajar en un sitio aburrido, en el que no se rememora o celebra nada?

Para repasar un Power Point no hace falta reunirse. Entusiasmo, ilusión, sentimientos y emociones son los condimentos para que un evento corporativo genere una corriente de adhesión y cambio.

Si la estrategia es la razón, la celebración es el corazón. Como comentaba acertadamente un directivo, una estrategia de éxito es una historia bien contada y vivida.

Y en tu empresa ¿vivís los colores y conectáis a través de experiencias colectivas?

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