Hemos visto que estas semanas de distancia han unido a las organizaciones. En muchas de ellas ha aflorado una misión y un propósito claro, que ha impulsado un espíritu de confianza entre sus colaboradores, reforzando sus valores internos y elevando sus niveles de compromiso.Y aquí el Marketing interno ha tenido mucho que ver, para acelerar y reforzar ese sentimiento tan poderoso como es el orgullo de pertenencia a un proyecto.
¿Cómo, Marketing interno? Los directivos no consideran la comunicación interna como una forma de Marketing. La mayoría piensa que el Marketing es un mecanismo de influencia necesario solo para atraer clientes.
¿Por qué? Básicamente, porque los clientes tienen otras opciones. Pueden elegir. Realmente, no te necesitan. Y tienes que llamar su atención, generar ruido, para asegurarte su interés y su deseo de comprometerse contigo. Y lo haces a través del Marketing, entendiéndolo como la forma con la que compartes tu propuesta de valor, de una forma atractiva.
Y por ello, pensamos que no hace falta a nivel interno, que no necesitamos “vender” nuestro proyecto a nuestros empleados. El error es suponer que solo porque la compañía emite una nómina, con ello ya se gana el derecho a controlar la atención, el tiempo y la pasión de su gente.
Pero, al igual que los clientes, los empleados también tienen opciones. La más importante, la opción de desconectar de su compromiso y limitarse a cumplir con obediencia a lo que se le pide.
Y eso, como todos sabemos, no es suficiente en estos tiempos tan disruptivos. Necesitamos, de verdad, la iniciativa, el impulso y la colaboración de nuestra gente. Sin ello, es imposible crecer y aprovechar las oportunidades que de forma tan fugaz aparecen.
Antes y durante esta crisis, ¿qué está ocurriendo en el día a día de muchas organizaciones? Pues en general, y como muchos habréis comprobado, se sufre una saturación de mensajes a través de los diferentes canales de la compañía, se evidencia una falta de coordinación, que provoca que los mensajes compitan entre ellos por captar la atención de los empleados. Y se percibe una falta de coherencia, de claridad y de alineación con la estrategia de negocio.
En definitiva, se comunica mucho, y se conecta muy poco.
Tradicionalmente, se pone el foco en todas las iniciativas y proyectos que se tienen que comunicar, a cual más urgente, cuando quizás deberíamos ponerlo en la capacidad de nuestros empleados para absorber toda esa información. Porque, cuando no les damos tiempo para digerir y establecer conexiones, ¿qué sucede? Pues lo que hacemos todos, desconectar de la avalancha de mensajes y peticiones de colaboración y concentrar los esfuerzos en sobrevivir a las gestiones del día a día, que no es poco.
Es por ello que debemos cambiar el mindset y pensar en la comunicación interna como nuestro Marketing Interno. Porque La capacidad mental de los empleados debería ser tratada como un valor estratégico de la compañía.
De este modo, al igual que ponemos el foco en el cliente, debemos poner el foco en el punto de vista del empleado. En cómo vive y siente en su día a día lo que le llega desde su organización. Nuestra responsabilidad es alimentar ese talento. No saturarlo e indigestarlo.
Los empleados necesitan entender de forma simple y clara hacia donde se dirige su empresa, cual es su estrategia, y la importancia de su papel en todo ello.
Si no, los resultados nunca serán los esperados y acusaremos injustamente a la Comunicación Interna de falta de utilidad y conexión con la estrategia de negocio.
Pero, no debemos alarmarnos. Hay una salida…
Lograr un nivel de coherencia y consistencia en los mensajes es quizás lo más difícil hoy en día, y pasa por una buena planificación y colaboración. Tenemos una gran ventaja; esta crisis ha dejado muy evidente que tenemos que reinventarnos, y ha puesto de relieve aquellos valores que nos unen. Una poderosa palanca que no podemos desaprovechar.
Ahora es el momento de reforzar el papel y protagonismo del departamento de Comunicación Interna, y verla como algo mucho más estratégico, que va mucho más allá de bombear mensajes a toda la organización.
Va de conectar con el target adecuado, en el momento oportuno, con el mensaje preciso, inspirando y dando sentido al proyecto global de la compañía. Vaya, muy parecido a nuestra estrategia de Marketing con nuestros clientes, no?
¿Cómo podemos mejorarlo?
1º Desde la Dirección: con un apoyo y directrices claras:
- Definiendo los temas más prioritarios de la estrategia de negocio.
- Decidiendo cuales son los mensajes más importantes en estos momentos.
- Apoyando el papel del Dpto. de Comunicación Interna como coordinador del relato global de la compañía.
2º Con la coordinación, colaboración y planificación con el resto de departamentos implicados en la emisión de mensajes.
3º Contenidos: desarrollando una narrativa global inspiradora, que partiendo del propósito que nos une, esté alineada con la estrategia de negocio de la empresa.
4º Canales: disponiendo de los canales de comunicación adecuados para llegar a las diferentes audiencias internas.
Y si hacemos caso a Richard Branson, cuando comenta que lo más importante de una empresa no son los clientes, sino sus empleados -porque ellos son los que, al final del día, cuidan de tus clientes- quizás tenga sentido dirigirnos a ellos con la misma mentalidad y cariño con el que nos dirigimos a nuestros clientes.
Ahora es el momento de cambiar nuestros malos hábitos y repensar nuestra forma de comunicarnos internamente. Eso es mucho más que Marketing. Es la base de una cultura sana y comprometida con nuestros ideales.
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