Cómo transformar tu compañía y no morir en el intento…
Siempre es excitante cuando, tras un intenso proceso de exploración e inspiración, defines una nueva visión de futuro para tu empresa, una estrategia innovadora que te abrirá las puertas a nuevos mercados y nuevas oportunidades.
Y cuando te reúnes con tu equipo para compartir esa visión, ya ves que no será un camino fácil. Algunos se sumarán excitados a esta nueva estrategia de cambio, otros comentarán lo importante que es, nadie dirá nada en contra. Todos tienen claro que, sin adaptación y evolución para seguir creando valor a nuestros clientes, es difícil sobrevivir.
Sin embargo… al regresar cada uno a su puesto y enfrentarse de nuevo al frenético ritmo de sus responsabilidades diarias, las constantes urgencias harán que no se encuentre el momento de implantar esa transformación deseada. Y es que la enorme cantidad de energía que se consume para mantener el día a día de las operaciones hace difícil encontrar el momento de iniciar nada nuevo.
Los objetivos que has marcado para iniciar el proceso de cambio son importantes, pero el día a día es urgente. Y cuando lo urgente choca con lo importante, ya sabemos quién gana.
El reto está en saber priorizar y ejecutar ese proceso de transformación deseado, en medio de la vorágine y urgencias de nuestro día a día. Veamos cómo.
Todo nace de una visión
Todo nace de una inquietud por vencer la inercia y explorar el entorno, capturar nuevas ideas, transformarlas en oportunidades, adaptarlas y alinearlas a través de una nueva estrategia de innovación.
El segundo paso es maniobrar para lograr el apoyo, la participación y colaboración de tus principales colaboradores, creando una coalición de seguidores del cambio, cuya misión será apoyarlo e impulsarlo dentro de la organización.
El tercer paso es el más emocionante, comunicarlo a toda la organización. A través de una idea estimulante y el desarrollo de una narrativa ilusionante, que nos haga ver los beneficios del cambio y la recompensa que obtendremos si logramos transformarnos para ser mejores.
El lanzamiento de un proyecto de transformación siempre es excitante. Todos están alineados: dirección, management, empleados. Y todos comparten una misma visión. Es el momento de comenzar a trabajar sobre los comportamientos y actitudes deseados, a través de charlas, formación, testimonios y mucha participación y motivación.
Los resultados de las primeras mediciones son esperanzadores. Se nota el esfuerzo de la organización por implementar el cambio. Pero, de forma extraña, al cabo de un tiempo, el entusiasmo va decayendo, las prioridades van cambiando y aparecen nuevas iniciativas encima de la mesa. Se hace difícil mantener el foco y los resultados comienzan a descender, lo que genera cierto desencanto en la organización, que pierde empuje y no tarda en volver a sus viejos hábitos.
Consolidar el cambio
El gran riesgo está cuando los líderes consideran que el proceso ya va solo y lo dan por interiorizado demasiado pronto, zambulléndose en nuevas iniciativas de mejora, que acaparan toda su atención y no dan tiempo de consolidar el cambio deseado.
Y es que, cuando nuevas prioridades aparecen, se genera el entusiasmo por lo nuevo, por los nuevos retos y desafíos que superar, que siempre motivan más que mantener el riguroso proceso de implementación y consolidación del cambio ya iniciado.
¿Cómo podemos mantener el entusiasmo y la constancia en la consecución de nuestros objetivos de transformación?
Hay 3 claves:
1º Mantener la comunicación del proyecto de transformación desde un enfoque emocional, basado en la visión de futuro que queremos alcanzar, y en cómo está alineada con nuestro propósito como empresa.
2º Dirigir los esfuerzos hacia la eliminación de las barreras que pueden impedir su desarrollo, dotando a los empleados de las herramientas para lograr sus objetivos (formación, participación, empoderamiento, compensación, reconocimiento…).
3º Asegurar el foco y compromiso de la dirección, actuando como mentores y coaches del proceso de transformación, generando y celebrando los pequeños avances que se van alcanzando, para fortalecer la credibilidad del proyecto y la motivación de los empleados.
En resumen, iniciar algo nuevo siempre es estimulante. Mantener el foco en unos mismos objetivos requiere un mayor esfuerzo. Cuando a la claridad le sumas la constancia, el ejemplo y el compromiso, lograrás, con el tiempo, que la cultura de tu organización se transforme y sea la palanca sobre la que construir tu ventaja competitiva.